La atención precede a la percepción, a la intención y a la acción que sin ella nuestra memoria y aprendizaje no tienen lugar; es importante detectar los problemas de atención.
Las personas ponemos en marcha una serie de procesos neurológicos, afectivos y cognitivos cuando nos enfrentamos a experiencias nuevas. La atención es una condición básica para el funcionamiento de los procesos cognitivos, ya que implica la disposición neurológica para la recepción de los estímulos y participa activamente en toda la conducta desde la entrada del estímulo hasta la salida de la motora.
Por lo tanto, la atención es el proceso por el cual se usan distintas estrategias en forma ordenada, para captar información del medio. Esto implica la habilidad para focalizar el tiempo necesario o cambiar dicho foco. La atención se relaciona con la percepción y nos permite seleccionar y jerarquizar los estímulos que recibimos del medio que nos rodea.
En los colegios se suelen encontrar alumnos con problemas de atención, sin embargo, la variabilidad dentro de estos déficits es enorme: encontrando a niños que les cuesta un poco más de trabajo enfocar la atención o cuyos lapsos de atención son más cortos y se dispersan con facilidad al estar inmersos en un grupo.
Al observar a los niños desatentos podemos ver cambios en sus posturas, descargas motoras, conductas exploratorias, desviación de la mirada. Todas estas conductas alteran la actitud de recepción y de la postura que requieren la atención selectiva. La gran mayoría de estos problemas se solucionan fácilmente estableciendo ciertas normas, rutinas y horarios que le ayudarán al niño a desenvolverse mejor.
Existen otro grupo de alumnos cuyas dificultades de atención son más serias: Síndrome Déficit de Atención. Este síndrome no constituye un problema de aprendizaje y puede estar acompañado por hiperactividad; el foco de atención es que nuestro hijo tenga una constante inquietud.
¿Cómo ayudar a mi hijo a poner atención?
Muchas veces intentamos que nuestros hijos respondan positivamente a nuestras indicaciones; no solo que nos escuchen sino también que sigan con atención lo que les pedimos. Sabemos que no siempre lo logramos, y en ocasiones no sabemos qué hacer para atraer su atención y lograr su colaboración.
La concentración de los niños en el aula es un factor fundamental para el adecuado aprovechamiento de los conocimientos impartidos.
Pasos para evitar los problemas de atención
1. Ser directo: Procurar que las cosas que decimos sean claras, concisas y llamar a nuestro hijo por su nombre permitirá captar toda su atención. Solo a partir de ese momento podemos dar las indicaciones pertinentes.
2. Invitar al diálogo: Motivar a que participe en el diálogo para que se mantenga activo y retenga mejor la información.
3. Diseñar tareas con temáticas interesantes: Presentar tareas y actividades que resulten atractivas. Es importante tener en cuenta gustos y preferencias a la hora de querer impulsar actividades.
4. Evitar la pasividad: Procurar que las actividades sean activas y no pasivas; esto motiva el sentido de la atención y mantenerse alerta.
5. Cuidado físico: Una buena dieta y el cuidado físico general asienta la base sobre la que se sostendrá la capacidad de atención.
6. Respiraciones conscientes: Controlar la respiración y el equilibrio del cuerpo permiten oxigenar el cerebro y activar mejor los mecanismos de percepción.
7. Resolver ejercicios abstractos: Es posible enfrentarse a ejercicios que potencien la capacidad de abstracción y foco. Con la resolución de problemas mentales de dificultad creciente.